Adolescencia y salud mental. Una aproximación desde la relación clínica. Alberto Lasa. Grupo 5. Madrid, 2016.
Es muy frecuente oír hablar, en singular, de la crisis de la adolescencia. Pero hay adolescencias muy diferentes. Aún más, cada adolescente conoce pasiones y apatías, ilusiones y decepciones, creencias incuestionables y desconfianzas feroces, amores ideales y abandonos aterradores. Puede someterse a quien le explota y rebelarse frente a quien trata de protegerle, llegando hasta la arrogancia y el menosprecio. Puede desesperar con su egoísmo o darnos lecciones de generosidad. Puede padecer alegrías exaltadas y recrearse en tristezas insondables. Puede inquietarnos porque ama los riesgos o por todo lo contrario, porque es incapaz de afrontarlos, refugiándose en una pasividad amorfa. Puede, si se atreve, sorprendernos con su creatividad.
A veces, a regañadientes, aceptan hablar de estas cosas con algún adulto que merece su confianza. Para mostrar su malestar y sus dudas recurren a lo que pueden: hacerse oír y hacerse ver. Con ruido y con desesperación, o con timidez y silencio. Y no hay muchos adultos dispuestos a oírles con calma y con respeto y ofrecer la imprescindible ayuda y escucha que necesitan quienes no pueden salir solos del sufrimiento psíquico.
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