A propósito de “Estudios del malestar. Políticas de la autenticidad en las sociedades contemporáneas” de José Luis Pardo, premio Anagrama de ensayo y colaborador de Atopos en alguna ocasión.
Resulta difícil encontrar una reflexión, por encima de la propaganda y las banalidades habituales, tan profunda y refrescante al mismo tiempo, que tenga como objeto de estudio la política. Filosofía política de calado y fácil de seguir. Abre Pardo su libro con un recorrido por las vanguardias tanto artísticas como políticas desde los comienzos del siglo pasado en adelante. Analiza sus pretensiones confluyentes de “autenticidad” que en el arte apuntaban a la disolución del propio arte (que sea de todos y para todos, que toda la vida se convierta en arte) y en lo político a la disolución de la política en aras también de “lo auténtico”, concretamente del fascismo y del comunismo. Fue el comienzo del desprestigio de la política que tan actual se ha vuelto de nuevo en los populismos de diferente signo, otra vez con “los auténticos” como protagonistas. Y es que cuando se prima lo auténtico o lo natural (siendo “el estado de naturaleza” lo más cercano al estado de guerra) se desprecia “la representación” de lo real (el pacto social en la base de las Constituciones democráticas) como lo falso, falaz o engañabobos. Solo vale lo inmediato, lo brutal, lo sincero, atributos de autenticidad. Pero parece que somos representación, presencia representada, tanto en el arte como en la política, en la educación o en la práctica sanitaria, y que ignorarlo con pretensiones de pureza natural no es otra cosa que el mayor de los engaños. Todo esto y mucho más analiza Pardo, con gran sentido del humor y una escritura brillante, en su magnífico texto recorriendo uno a uno los grandes hitos del pensamiento político desde, al menos, el siglo XVIII hasta la actualidad.