Salud mental en la comunidad, acción con bases científicas e ideológicas. He aquí el desafío. Este libro lo asume.
La literatura sobre este tema peca de magra, por lo menos si se la compara con la biológica. Compárese, por ejemplo, el porcentaje de revistas profesionales con temas biológicos con las de orientación comunitaria. Esto es un déficit que es menester llenar de manera integral, de tal forma que los agentes de salud mental en la comunidad cuenten con herramientas de trabajo basadas tanto en la evidencia empírica como en un claro conocimiento de los determinantes sociales, económicos, históricos y culturales (en algunas regiones, también religiosos). En ausencia de una concepción integral, la acción es parcial y, como se conoce en algunos círculos, reduccionista, que en buen romance significa mirar al mundo desde la mirilla de una puerta sin posibilidad de transformarlo. Además, esto implica que las estrategias de intervención al servicio del agente de salud mental son solo un fragmento de las muchas posibles. Es decir, se empobrece la práctica. Este libro asume ese desafío.
En efecto, no obstante la existencia de valiosas contribuciones de autores de todos los continentes (ningún continente está ausente en la literatura), es frecuente que el abordaje sea exclusivamente teórico –donde la ideología predomina- o, limitado a la descripción de programas y servicios, pero con raquíticas piernas científicas. Se preguntará el lector, ¿cuál es la importancia de estas consideraciones? Simplemente que la acción por falta de fuentes que la alimentan se agota al tiempo de empezarse. El entusiasmo que habitualmente se nota en los agentes de salud mental en la comunidad decae con el tiempo, muchas veces cuando el líder carismático que iniciara la tarea se retira de la dirección del servicio o programa. El líder carismático es una coyuntura bienvenida, pero temporaria; la acción, para que sea sostenida, debe calar hondo. Este libro asume el desafío.
Por otra parte, las acciones de salud mental en la comunidad frecuentemente están limitadas al nivel curativo, raramente al nivel de la rehabilitación psicosocial y, con algunas excepciones, casi ausentes en las de promoción y prevención primaria. La naturaleza misma de la acción en la comunidad demanda que los determinantes antes citados, con sus respectivos impactos, no sean soslayados sino que abordados dentro de los alcances de la acción de la salud mental y con las técnicas apropiadas, que raramente son adquiridas en los claustros de las universidades. Este libro asume el desafío.
Cabe resaltar que es en la comunidad donde el agente de salud mental encuentra otros actores relevantes. Los primeros con los cuales es esencial una alianza democrática y sin reservas son los usuarios de los servicios y familias, en particular en cuanto a los niveles secundario y terciario de la prevención; pero no son los dos citados exclusivamente. En la acción comunitaria hay otros aliados que requieren ser identificados y con los cuales es menester compartir autoridad, poder y responsabilidades. Este libro asume este desafío.
Por último, de una muestra de temas de un universo mayor, en la acción comunitaria la defensa de los derechos humanos cobra una dimensión no solo prioritaria sino múltiple ya que dicha defensa y el fomento de los mismos son de dominios diversos, tal como lo reflejan las variadas convenciones de las Naciones Unidas, frecuentemente vinculantes y que por tanto no permiten ser soslayadas. Este libro asume ese desafío.
En cuanto este libro asume un número de desafíos escasamente abordados conjuntamente, la lectura de sus capítulos, muy bien elegidos y articulados en una trama densa y con visión didáctica, enriquece los fundamentos de las acciones de salud mental en la comunidad así como su aplicación. Para América Latina, esta publicación es particularmente bienvenida. Desde que la región adoptara la Declaración de Caracas (1990) y seguidamente las convenciones mundiales y americanas, las necesidades de capacitación se han multiplicado. Los lectores quedamos endeudados con los autores.
Itzhak Levav