Los problemas que trata este ensayo son muchos y muy complejos, pero hay un hilo rojo que atraviesa todo el texto: la relación entre sujeto y comunidad, entre individual y colectivo. No siempre, quizás casi nunca, la atención a lo individual se ha preocupado también de lo colectivo y, en cambio, los que se han dedicado a lo colectivo han olvidado a veces lo individual como si las razones del sujeto fueran incompatibles con las razones de lo colectivo y viceversa.
Este libro propone de forma clara, documentada y militante la indisoluble vinculación entre sujeto y sujetos, entre uno y muchos, entre sufrimiento individual y sufrimiento colectivo (…)
Se trata, pues, de analizar la nación transversal de los enfermos mentales y de todos los que sufren por ser privados del derecho a la salud mental, la nación que está sin voz ni poder, que corre el riesgo de ser forzada, obligada a asumir identidades artificiales y a permanecer en territorios definidos por fronteras impermeables, en reservas, campamentos, manicomios, diagnósticos, asociaciones, clubes, círculos: todo lo que obstruya los tránsitos de personas, de mercaderías, de culturas, de argumentos, de locuras, de vida.
Benedetto Saraceno
(del prólogo)
POSDATA a la 2ª edición (salud mental en lo común)
“De la reforma psiquiátrica a la salud mental colectiva” era el posible título que contemplaba al inicio de la escritura de este libro; en su trascurso cada nueva página escrita abría nuevos interrogantes, los logros de ayer exigían su actualización; los errores, los porqués; mientras, a nivel mundial, cada vez más, se fragilizaba el lazo social, el útero social que demanda el hacer comunitario, y el nosotros se reducía a poco más de uno, cuando no se convertía en enemigo. Mas, sin embargo, la historia nos mostraba que la salud mental no podía ser sin derribar las falsas fronteras, las falsas identidades, los falsos enemigos: cohabitar la diferencia, por tanto, era una de las premisas que se imponía al final de la escritura.
Cerca de tres años después, esta segunda edición me ha permitido ahondar en el dónde (la comunidad, el territorio) y en cómo (el trabajo en lo común) de una salud mental colectiva donde lo profesional y lo profano hagan frente al sufrimiento psíquico sin ser cómplices de la locura y la neurosis como victimas necesarias del desarrollo (las ganancias) del capital.
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