La locura se confunde fácilmente con la pérdida de la razón y la enfermedad. Pero, más acertadamente, es una mezcla insostenible y dolorosa de conocimiento y soledad. La locura es una combinación impensable de poesía y matemáticas, de lógica y belleza, de lírica y saber. Impensable, porque siempre hay un punto oscuro que no acertamos a ver y, lo que es peor, ni siquiera a localizar. Todos estamos locos porque hay una avellana irracional en nuestro interior que no podemos encontrar. Loco es quien no ha tenido suerte y despierta en la vida en un mal ambiente, o quien, por razones desconocidas, no ha sabido aprovechar suficientemente el afecto que se le profesaba. En todo caso, siempre es un perjudicado por el flujo de poder que rezuman las familias y la sociedad. Es un sujeto sometido a quien urge que le ayudemos para abrir las puertas de la libertad a lo raro, lo extraño, lo disidente y lo inusual. Este libro, que canta sus múltiples bellezas, no deja de ser un tímido apoyo a su causa
Este libro canta, al mismo tiempo, la belleza y el tormento de la locura. Ensalza el refugio literario del delirio y el regazo lindo y rechoncho de la melancolía. Que no se busque otra intención ni se menosprecie su filosofía.
(Palabras con las que el autor cierra este bello y tierno libro).