En algún lugar, el controvertido escritor Ezra Pound afirmó que “el hombre que lee debería estar intensamente vivo. El libro debería ser una bola de fuego en su mano”. La Facción Caníbal. Historia del Vandalismo Ilustrado, una extensa y detallada cartografía en torno al arte, el terror y el radicalismo político, es precisamente ese tipo de libro. Su estructura y trama lo sitúa en el terreno de los artefactos culturales: se trata de un ensayo narrado como si fuese una historia viva, con continuos cambios de escenarios, épocas y también protagonistas, y donde los cantantes de rock and roll parecen hablar a los grandes maestros del crimen, o viceversa.
La Facción Caníbal. Historia del Vandalismo Ilustrado describe la fascinación del arte por el crimen, donde Lord George Gordon o Walter Benjamin, Robespierre o Malcolm McLaren, Saint-Just o Guy Debord, las sesiones nocturnas de los clandestinos Clubs del Fuego Infernal o los crímenes de Jack el Destripador, funcionan como pasadizos históricos, túneles para bandidos y forajidos, lugares para el contrabando.