Adolescencia y salud mental. Una aproximación desde la relación clínica. Alberto Lasa. Grupo 5. Madrid, 2016.
Es muy frecuente oír hablar, en singular, de la crisis de la adolescencia. Pero hay adolescencias muy diferentes. Aún más, cada adolescente conoce pasiones y apatías, ilusiones y decepciones, creencias incuestionables y desconfianzas feroces, amores ideales y abandonos aterradores. Puede someterse a quien le explota y rebelarse frente a quien trata de protegerle, llegando hasta la arrogancia y el menosprecio. Puede desesperar con su egoísmo o darnos lecciones de generosidad. Puede padecer alegrías exaltadas y recrearse en tristezas insondables. Puede inquietarnos porque ama los riesgos o por todo lo contrario, porque es incapaz de afrontarlos, refugiándose en una pasividad amorfa. Puede, si se atreve, sorprendernos con su creatividad.
A veces, a regañadientes, aceptan hablar de estas cosas con algún adulto que merece su confianza. Para mostrar su malestar y sus dudas recurren a lo que pueden: hacerse oír y hacerse ver. Con ruido y con desesperación, o con timidez y silencio. Y no hay muchos adultos dispuestos a oírles con calma y con respeto y ofrecer la imprescindible ayuda y escucha que necesitan quienes no pueden salir solos del sufrimiento psíquico.
Aquí puedes leer más sobre esta nueva publicación de la colección Salud Mental Colectiva.
En contra de lo que muchos consideran, Sigmund Freud tenía sentido del humor, sostiene Ralph Steadman, autor de esta obra singular que recorre —con sutil ingenio—los momentos más célebres de la vida del padre del psicoanálisis. Esta atípica biografía se ofrece como un doble homenaje: al humor y al memorable libro de Freud sobre el chiste y su relación con lo inconsciente. En ella se interpela a la parte más cercana y humana de Freud, con sus inevitables debilidades, obsesiones, temores..., no sin antes aclarar que el psicoanalista austriaco, pese a ser falible como cualquiera, fue una de las mentes más brillantes que ha alumbrado la historia de la humanidad.
Ralph Steadman despliega sus cualidades de artista y de artista inglés. Por un lado, la filigrana de las estampas en tinta imprime un sello oriental a las figuras inmersas en un
enclave netamente occidental de cúpulas, carruajes, tocados barrocos, pujantes locomotoras... Por otro, la fina trama del humor británico se revela en diálogos hilarantes que apelan al equívoco, al doble sentido, a la ironía:
--Sigmund, cuántas personas crees que trabajan en el Vaticano?
--Más o menos la mitad.
Ambos elementos confieren relieve a la caricatura; la vivifican: las manos atribuladas del joven Freud enamoradizo, el salto acrobático de un Sigmund maníaco, el beso en la boca de un Freud apasionado por Wilhelm Fliess…
Aquí puedes encontrarlo.
El fabricante de cabezas. Pep Carrió/Grassa Toro. {in pectore}, 2016
Una cabeza se puede bajar, calentar, doblar, puede irse, volver, puede romperse, levantarse, llenarse de pájaros, y puede sentarse, estar en su sitio o perderse.
Hay cabezas donde todo cabe, cabezas que van en cabeza, que se adelantan, “capítulo aparte”, mientras esperan el cuerpo que las haga suyas, el relato que las haga nuestras.
Por algún lado hay que empezar.
El proyecto
Nace en 2010 en un cuaderno en el que se esbozaban variaciones sobre una misma forma, la cabeza.
Esos bocetos fueron el punto de partida sobre el que se construiría la serie de esculturas de madera “Capítulo aparte”, en colaboración con Francisco Martín (maestro tornero), en su taller en Madrid. La serie ha crecido durante estos años y ha sido expuesta en distintas exposiciones nacionales e internacionales.
En el 2015, el Diario visual que Pep Carrió desarrolla desde el año 2007 se centró en la cabeza como protagonista. Las más diversas técnicas y planteamientos crearon una misma representación.
El fabricante de cabezas recoge el proceso de este proyecto. Puedes ver una muestra aquí.
Aquí puedes acceder al boletín de Salud Mental de la OPS, OMS región de las Américas de agosto 2016
Desviat, M. Cohabitar la diferencia. Madrid: 2016;Grupo 5.
Cohabitar la diferencia, qué título tan sugerente. Parece incidir en la posibilidad-necesidad-urgencia de crear y compartir espacios de convivencia en los que tienen cabida todas las subjetividades. Es decir, que lo común es lo que construimos juntos. Lo común no es lo que nos asemeja. Lo común es la resultante de este espacio compartido en el que decidimos/exigimos respetarnos y permitimos que emerjan saberes, vivencias y narrativas diversas. La diversidad, la diferencia, es lo común.
Este libro, dice Manuel Desviat, parte de la presunción del agotamiento de la reforma psiquiátrica y de la integración de sus logros en la sociedad de los mercados, donde predominan una sanidad y unas prestaciones sociales regidas por la ganancia privada y no por la solidaridad. Sin dudar de las mejoras en cuanto a organización de la asistencia y defensa de los derechos humanos, la cuestión es lo que ha quedado fuera de los ideales y objetivos que acompañaron o sustentaron las primeras experiencias de reforma. ¿Qué hay de la salud pública, de la atención a la subjetividad, de la pluralidad terapéutica o de la desinstitucionalización real de las prácticas de la salud mental?