En contra de lo que muchos consideran, Sigmund Freud tenía sentido del humor, sostiene Ralph Steadman, autor de esta obra singular que recorre —con sutil ingenio—los momentos más célebres de la vida del padre del psicoanálisis. Esta atípica biografía se ofrece como un doble homenaje: al humor y al memorable libro de Freud sobre el chiste y su relación con lo inconsciente. En ella se interpela a la parte más cercana y humana de Freud, con sus inevitables debilidades, obsesiones, temores..., no sin antes aclarar que el psicoanalista austriaco, pese a ser falible como cualquiera, fue una de las mentes más brillantes que ha alumbrado la historia de la humanidad.
Ralph Steadman despliega sus cualidades de artista y de artista inglés. Por un lado, la filigrana de las estampas en tinta imprime un sello oriental a las figuras inmersas en un
enclave netamente occidental de cúpulas, carruajes, tocados barrocos, pujantes locomotoras... Por otro, la fina trama del humor británico se revela en diálogos hilarantes que apelan al equívoco, al doble sentido, a la ironía:
--Sigmund, cuántas personas crees que trabajan en el Vaticano?
--Más o menos la mitad.
Ambos elementos confieren relieve a la caricatura; la vivifican: las manos atribuladas del joven Freud enamoradizo, el salto acrobático de un Sigmund maníaco, el beso en la boca de un Freud apasionado por Wilhelm Fliess…
Aquí puedes encontrarlo.
Aquí puedes acceder al boletín de Salud Mental de la OPS, OMS región de las Américas de agosto 2016
Desviat, M. Cohabitar la diferencia. Madrid: 2016;Grupo 5.
Cohabitar la diferencia, qué título tan sugerente. Parece incidir en la posibilidad-necesidad-urgencia de crear y compartir espacios de convivencia en los que tienen cabida todas las subjetividades. Es decir, que lo común es lo que construimos juntos. Lo común no es lo que nos asemeja. Lo común es la resultante de este espacio compartido en el que decidimos/exigimos respetarnos y permitimos que emerjan saberes, vivencias y narrativas diversas. La diversidad, la diferencia, es lo común.
Este libro, dice Manuel Desviat, parte de la presunción del agotamiento de la reforma psiquiátrica y de la integración de sus logros en la sociedad de los mercados, donde predominan una sanidad y unas prestaciones sociales regidas por la ganancia privada y no por la solidaridad. Sin dudar de las mejoras en cuanto a organización de la asistencia y defensa de los derechos humanos, la cuestión es lo que ha quedado fuera de los ideales y objetivos que acompañaron o sustentaron las primeras experiencias de reforma. ¿Qué hay de la salud pública, de la atención a la subjetividad, de la pluralidad terapéutica o de la desinstitucionalización real de las prácticas de la salud mental?
El fabricante de cabezas. Pep Carrió/Grassa Toro. {in pectore}, 2016
Una cabeza se puede bajar, calentar, doblar, puede irse, volver, puede romperse, levantarse, llenarse de pájaros, y puede sentarse, estar en su sitio o perderse.
Hay cabezas donde todo cabe, cabezas que van en cabeza, que se adelantan, “capítulo aparte”, mientras esperan el cuerpo que las haga suyas, el relato que las haga nuestras.
Por algún lado hay que empezar.
El proyecto
Nace en 2010 en un cuaderno en el que se esbozaban variaciones sobre una misma forma, la cabeza.
Esos bocetos fueron el punto de partida sobre el que se construiría la serie de esculturas de madera “Capítulo aparte”, en colaboración con Francisco Martín (maestro tornero), en su taller en Madrid. La serie ha crecido durante estos años y ha sido expuesta en distintas exposiciones nacionales e internacionales.
En el 2015, el Diario visual que Pep Carrió desarrolla desde el año 2007 se centró en la cabeza como protagonista. Las más diversas técnicas y planteamientos crearon una misma representación.
El fabricante de cabezas recoge el proceso de este proyecto. Puedes ver una muestra aquí.
Daniel Sánchez. De la ternura también se sale. Madrid, Lúa Ediciones, 2016
Así comienzan los versos de Daniel Sánchez, definiéndose: “Yo no soy ni lo uno ni lo otro: marxista de salón, socialdemócrata de mierda, rebelde, conservador ante lo que merece ser conservado, me gusta el futbol sólo como lo cuenta Valdarno, me gustan los toros en el campo, los poemas de Benedetti, de Celso Emilio Ferreiro, de Santos García Rituerto, de Antonio Roura (…), cristiano sin iglesia, ciudadano político sin partido, amigo de los amigos,
estoy con los perdedores,
con los abandonados,
con los deprimidos,
con los oidores de voces,
con los menesterosos,
con los que son felices porque creen en sus sueños
y madrugan cada mañana para construirlos (…)”.
Un poemario que se dice de amor, donde hay un trasfondo social, de pasión compartida, no en vano Daniel proviene de la lucha política, desde niño...
Aquí puedes leer la reseña completa de Manuel Desviat.