A lo largo de la historia, diferentes civilizaciones han dado lugar a muchos mundos alternativos. Cada uno de ellos era la representación de una historia única sobre la estructura de la realidad, el ritmo del tiempo y el alcance de lo que es posible pensar y hacer en el transcurso de una vida. Enfrentados a la difícil tarea de aprender a morir bien, los sujetos que se encuentran al final de un futuro suelen percibir que su máquina estética de construcción de mundo empieza a atascarse. El sentido se vuelve escaso, frágil y se erosiona rápidamente, la depresión y el caos se apoderan del presente. Federico Campagna explora el crepúsculo de nuestra noción contemporánea de la realidad y el desvanecimiento del relato cosmológico propio de la civilización de la modernidad occidentalizada.«Mi atención se centra en la capacidad de la mente humana (al menos, de algunas mentes humanas) para sintonizar con el inconsciente colectivo o, más exactamente, con los flujos que circulan en la psicoesfera colectiva». (Franco Berardi “Bifo”: del posfacio «Profecía sensual»).
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El autor de este libro pasó de trabajar en el mundo editorial, dar clases de interpretación actoral y estar bien considerado, a ser bipolar, con vida de bipolar, con pensión de bipolar. Y ser mirado y tratado como bipolar; en algunos casos con desconfianza, en otros con paternalismo y casi siempre con recelo.
Esta obra valiente y sincera cuenta cómo el sentimiento de ineptitud social, junto a la cronicidad de la medicación parecen el camino marcado para alguien que ha sufrido una crisis mental grave. Es fácil que el diagnóstico se confunda con la esencia de la persona y se reduzca a una receta cómoda para millones de personas. A un diagnóstico. Con el valor emocional de lo vivido, este libro resulta tan intenso que rehúye la posibilidad misma de redención. Pero de eso se trata. De afrontar la soledad, el desamparo, con ayuda ajena, hablando, compartiendo la angustia. No de describir patologías ni de marcar con dudosos diagnósticos, sino de comprender, si se puede, y de aliviar el sufrimiento. Nada que ver con la autoayuda ni con la negación radical de la medicación, pero tampoco con una biomedicina pautada, inflexible y despersonalizada.
Solo la aceptación de la locura como parte del ser humano nos permitirá una mirada de ternura hacia los considerados locos, pero sobre todo hacia nosotros mismos.
Mutaciones antropológicas del sujeto contemporáneo
Un ensayo valiente y profundo que estudia cómo se expresa el sujeto posmoderno en la época de la hiperconectividad, la desafección y el individualismo.
Cada época produce unos determinados malestares que la representan. Si el siglo XIX fue el siglo de la histeria y la neurosis obsesiva, las patologías que definirían nuestro tiempo serían la depresión, las adicciones, la ansiedad, la anorexia y la bulimia, el trastorno bipolar y la obesidad. En este ensayo, la psicoanalista Lola López Mondéjar analiza las estrategias que utiliza el individuo para sobrevivir a la incertidumbre creciente, las mutaciones antropológicas que nos aquejan y las inquietudes que se derivan de ellas, a partir de lo que define como «fantasía de invulnerabilidad»: una particular ilusión narcisista que permite, a modo de defensa, refugiarse en la omnipotencia y negar la fragilidad.
Esta dinámica psíquica dará como resultado seres en apariencia invulnerables pero profundamente invertebrados, al carecer de cualquier forma de eje moral.
Teoría psicoanalítica, sociología, filosofía, cine y literatura, junto con su propia experiencia clínica, tejen un análisis con el que la autora indaga en algunos de los síntomas contemporáneos. Obesidad, actuaciones compulsivas, amor y desamor en los tiempos de Tinder o la desesperada búsqueda de identidad actual son ejemplos de una personalidad hueca y carente de reflexividad, que impide a los hombres y mujeres así conformados el acceso a una subjetividad crítica y creativa.
Un ensayo profundo y valiente, que arroja luz sobre cuestiones que atañen a la producción de individualidad en la modernidad tardía. Aquí puedes leer la reseña
En Gran Bretaña, casi una cuarta parte de la población adulta toma un medicamento psiquiátrico al año, lo que supone un aumento de más del 500% desde 1980 y las cifras siguen creciendo. Sin embargo, a pesar de esta epidemia de prescripción, los niveles de enfermedades mentales de todo tipo han aumentado en número y gravedad. El Dr. James Davies sostiene, a partir de una gran cantidad de estudios, entrevistas con expertos y análisis detallados, que esto se debe a que hemos caracterizado el problema de forma fundamentalmente errónea. Muchas de las personas a las que se les diagnostica y prescribe medicación psiquiátrica no padecen problemas biológicamente identificables. En cambio, experimentan las comprensibles y, por supuesto, dolorosas consecuencias humanas de las dificultades vitales: rupturas familiares, problemas en el trabajo, infelicidad en las relaciones, baja autoestima. Hemos adoptado un modelo médico que sitúa el problema únicamente en la persona que lo sufre y en su cerebro. Para estas personas se ha producido un desequilibrio en la disposición de ayuda en el que te ofrecen una infinidad de intervenciones farmacéuticas y médicas frente a las terapias basadas en la conversación y la prestación psicológica social, que pueden facilitar mejor el cambio significativo y la recuperación. Según el Dr. Davies, "al sedar a las personas sobre las causas y soluciones de su angustia socialmente arraigada -tanto literal como ideológicamente-, nuestro sector de la salud mental ha acallado el impulso de la reforma social, lo que ha distraído a las personas de los verdaderos orígenes de su desesperación, y ha favorecido resultados principalmente económicos, al tiempo que ha presidido los peores resultados de nuestro sistema sanitario".
Las relaciones históricas entre psiquiatría, derecho y la consideración del enfermo mental como peligroso han marcado profundamente el devenir de la psiquiatría como ciencia. Durante dos siglos la psiquiatría ha estado sumida en una fuerte contradicción entre su vocación de especialidad médica capacitada para estudiar, diagnosticar, asistir y curar las enfermedades mentales y su conversión en un instrumento de orden público —buscado conscientemente por la profesión— que la ha alejado de los principios científicos y filantrópicos que proclamaba. Su consideración del loco, del enfermo mental como sospechoso de ser peligroso por naturaleza se ha plasmado en cuatro líneas de actuación entrelazadas entre sí: la estigmatización de los enfermos mentales, los vanos intentos por definir y medir científicamente la peligrosidad del sujeto, el empeño en introducir los trastornos mentales en el campo del derecho penal para ganar espacios profesionales y la contribución al surgimiento del derecho penal de autor, favoreciendo el estudio de la personalidad de los sujetos considerados peligrosos. Este libro indaga sobre esas relaciones en el marco español. El arco cronológico investigado comienza a mediados de la década de 1850, con incursiones hacia principios del siglo XIX, y concluye con la derogación en 1978 de la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social. Las fuentes utilizadas han sido variopintas: escritos científicos (médicos, psiquiátricos, criminológicos), jurídicos, prensa diaria, especializada, leyes, obras literarias y expedientes de peligrosidad.
PRESENTACIÓN DEL LIBRO con RICARDO CAMPOS, OLGA VILLASANTE y RAFAEL HUERTAS
jueves 17 de marzo 18:30 h.
Enclave de libros. C/Relatores, 16
AFORO LIMITADO